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viernes, 29 marzo, 2024

Cultivar solo ilusiones

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“El que cultiva su campo tendrá pan de sobra, el que cultiva ilusiones acabará en la pobreza” (Proverbios 28:19).
Manuel era un joven lleno de entusiasmo y deseos de alcanzar elevadas metas. Desde niño había tenido el deseo de servir a Dios en algún ministerio a favor de la iglesia. Sin embargo, conforme fueron pasando los años, su horizonte se fue enrareciendo. Abandonó sus estudios en un colegio adventista y decidió iniciar un negocio con la ayuda de su padre. Ahí, en su pequeño local, me hablaba de sus sueños de convertirse en un gran empresario y dedicar su tiempo y recursos a la predicación del evangelio. El problema se encontraba en que el chico no era muy constante en su trabajo: llegaba tarde al negocio, lo abría cuando quería e incluso lo abandonaba por temporadas. De pronto aparecía en otra ciudad donde había decidido quedarse unos días. Sus clientes le reclamaban el mal servicio cada vez que regresaba al trabajo. Sus actitudes molestaban mucho a su padre, quien varias veces le advirtió que dejaría de apoyarlo si continuaba así. Y es que la vida de Manuel parecía un barco sin timón, una embarcación a la deriva. Lo curioso es que él pensaba que Dios bendeciría sus planes. Así pasaron los años. Un día se casó con una chica y tuvo que vivir en medio de condiciones económicas muy difíciles. Sus sueños nunca lograron cristalizarse. Ni empresas, ni servicio a Dios, ni tiempo para proclamar su Palabra.
Creo sinceramente que la juventud es tiempo para soñar y llenarse de ilusiones. Pero, tal como dice la Biblia, es necesario cristalizar las ilusiones a través de acciones concretas. No se pueden alcanzar objetivos únicamente con soñar despiertos. Es fundamental tener metas y saber cómo hemos de alcanzarlas; además, es necesario no desaprovechar las oportunidades qué se presentan y asumir actitudes responsables en la vida.
Pocos jóvenes se dan cuenta de que las oportunidades que hoy tienen posiblemente no volverán a presentarse. Abandonar la escuela, perder un negocio, despilfarrar el dinero o perder el apoyo de tus padres representan fallos que más adelante pueden costarte muy caro. Y es que la vida se va demasiado rápido y, cuando te das cuenta, las condiciones nunca vuelven a ser las mismas.
¿Sabes trabajar? ¿Has aprendido a ser una persona responsable? ¿Pueden otros confiar en que harás bien lo que se te encomienda? Aprender esto es sumamente importante en la vida.
Este día pide al Señor que te ayude a ser una persona hacendosa y responsable.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

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