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viernes, 29 marzo, 2024

¿Pago mínimo a tarjetas de crédito ahoga en deudas a titulares?

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Las tarjetas de crédito se volvieron el salvavidas de Romina Hernández, pero al no pagar los consumos del mes en su totalidad y recurrir con frecuencia al pago mínimo las deudas comenzaron a ahogarla y se hicieron inmanejables. Con ingresos mensuales de alrededor de USD 1 200 llegó a manejar hasta siete tarjetas.

Sus consumos frecuentes eran en supermercados y farmacias, y en ocasiones, pasajes de avión.

Los cupos fueron creciendo, a la par que sus deudas. El año pasado, la deuda creció considerablemente, porque hizo un gasto de USD 3 000 en la compra de equipos para una pastelería que abrió junto a su esposo. Pero el negocio no prosperó, lo que complicó más el pago de la deuda. Esto hizo inmanejable el pago de sus tarjetas de crédito, al punto de que a principios de este año no alcanzaba a pagar ni siquiera los mínimos de las tarjetas, a pesar de que ya recibía ingresos de USD 1 800 en un nuevo trabajo.

La deuda en tarjetas ascendía para entonces a USD 14 000. El pago mínimo es el valor más bajo que acepta un banco a un cliente para que no caiga en mora. No existe una fórmula precisa y depende cada institución financiera, aclara la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca).

Si se recurre con mucha frecuencia a esta modalidad de pago y se continúa usando la tarjeta para otros gastos corrientes, la deuda puede crecer como una bola de nieve. Esto le sucedió a Elizabeth Molina, de 34 años, quien utilizaba una tarjeta de crédito para cubrir necesidades de su casa, en donde vive con su hermana menor y su mamá.

Entre los gastos que paga con tarjeta estaban supermercado y servicios básicos. La joven usaba este mecanismo porque su salario no le alcanzaba para cubrir todo. Con el tiempo las cosas fueron empeorando, porque pagaba solo el mínimo y empezó a hacer avances de efectivo para pagar la cuota de la misma tarjeta. En lugar de reducir la deuda, el monto crecía cada mes por los intereses. En el 2016, luego de cuatro años de usar la tarjeta, la deuda bordeaba los USD 2 000. Entonces dejó de pagar, porque ya no le alcanzaba y la deuda siguió creciendo.

Jorge Cadena, experto en finanzas personales, explica que el pago mínimo suele ser de un 5% del total del saldo a pagar en un mes. Pero, “al ser compras en diferentes momentos, es difícil determinar con certeza qué se está pagando de capital y qué de intereses”, señala.

Para Esteban Serrano, profesor en finanzas y contabilidad de la Universidad San Francisco de Quito, ese valor cubre apenas los intereses del valor adeudado y una parte muy pequeña del capital, cercana a un 2%.

El pago mínimo, subraya, “tiene un endeudamiento perpetuo. Si no puede pagar todo, se aconseja cancelar, al menos, un 10% del saldo total”.

La deuda crece porque todo lo que un tarjetahabiente deja de pagar en un mes, se acumula para el mes siguiente, junto a los pagos corrientes de ese mes. Esto es lo que se denomina saldo rotativo. Cada vez que el cliente deja de cancelar el “total a pagar”, lo que le resta se suma a este saldo, que deberá cancelarse con un interés anual, máximo, del 17,3%.

El saldo rotativo en tarjetas de crédito en el país subió 18,27% entre junio del 2018 e igual mes del 2019, según datos de la Superintendencia de Bancos. Paralelamente, el saldo diferido se incrementó en un 25% (ver gráfico). Tomando como referencia un estado de cuenta real, un cliente con un saldo rotativo de USD 432,9 terminará pagando un total USD 508,55 en 12,1 meses (incluido 16,06% de intereses).

Y solo en el caso hipotético de que no realice más consumos con la tarjeta.

La Asobanca es contundente ante esta facilidad: “El pago mínimo no debe ser una política de pago recurrente. Lo racional es pagar el total. Es una mala interpretación creer que al pagar un poco más del mínimo se solucionó el problema”.

Si el cliente, además, realizó consumos a diferido, estos se sumarán al pago mínimo.

Francisco Nazati, jefe de banca personal de Procredit, aconseja a los clientes manejar un máximo de dos tarjetas de crédito y solo diferir los consumos de larga duración, no aquellos que se gastan en el mes, como las compras en el supermercado o el pago de servicios básicos.

Para cubrir las deudas que acumularon, a raíz del uso indebido de sus tarjetas, Romina y Elizabeth han recurrido a planes de refinanciamiento con los bancos, con lo cual pagan sus deudas en cuotas menores y a un plazo mayor.

En el caso de Romina, las tarjetas en las que se acogió al refinanciamiento fueron bloqueadas.

Fuente: El Comercio

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