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martes, 23 abril, 2024

Trabajar para Dios

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“El hombre se sacia del buen fruto de su boca, y recibe su paga según la obra de sus manos” (Proverbios 12:14).

¿Qué harías si un día Dios te pidiera que dedicaras el fruto de tu trabajo y el resto de tu vida laboral a un proyecto de evangelización que te involucrara directamente? ¿Aceptarías la invitación del cielo? Lo cierto es que no sería común que alguien actuara de esa manera. Pero en la Biblia hay un caso.

“Por la fe Noé, advertido por Dios de cosas que aún no se veían, con santa reverencia construyó el arca para salvar a su familia. Por su fe condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe” (Hebreos 11:7, CST).

El Señor pidió a Noé construir un arca cuando el mundo todavía no conocía la lluvia. La petición del cielo no era humanamente lógica ni científica. Pero Noé aceptó el encargo divino e invirtió todos sus ahorros en la construcción del enorme barco. A partir de ese día se convirtió en un mensajero de Dios que proclamaba la destrucción del mundo a través de un diluvio universal y, además, invitaba a la gente al arrepentimiento y proveía un espacio de salvación, a saber, el arca. Sin duda, la vida laboral de Noé resultaba grotesca para sus vecinos. ¡Vaya manera de perder el dinero! Su pacto con Dios no parecía muy buena inversión. Más de un amigo se le acercó para preguntarle: “¿Estás seguro de lo que estás haciendo, Noé? Estás arriesgando todo el patrimonio de tu familia por esa idea que se te ha metido en la cabeza. ¡Hoy es el momento de hacer mucho dinero y tú pierdes el tiempo de esa manera!” Para muchos el viejo patriarca había perdido el juicio.

Durante ciento veinte años Noé se empeñó en predicar un evangelio indemostrable, pero los frutos fueron mínimos. Cada martillazo a la estructura de la embarcación anunciaba a la gente la inminente llegada del diluvio. Finalmente, acabó su trabajo. El arca resistió los diferentes cataclismos que acompañaron al diluvio -como erupciones volcánicas, huracanes, maremotos-, lo cual revela el trabajo esmerado de Noé y sus hijos.

¿Alguna vez has pensado que tu trabajo bien hecho puede prepararte para la venida de Jesús? Por sencilla o compleja que sea la actividad económicamente activa que realizas o que sueñas desempeñar, es muy importante que la vincules a la misión por la que Dios te ha traído a este mundo. Sí, tú también puedes ser un mensajero del cielo en tu ambiente laboral.

No dudes en invertir lo mejor de tu vida con el Padre celestial.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018

¡RENUÉVATE!

Alejandro Medina Villarreal

Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

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