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jueves, 28 marzo, 2024

Un antidoto contra la pobreza

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“No seas dormilón, y jamás serás pobre; no pegues los ojos, y el pan nunca te faltará” (Proverbios 20:13).

Jorge Luis creció en un hogar de escasos recursos y rodeado de todo tipo de carencias. A pesar de todo, su madre logró sacar adelante a cada uno de sus hijos. Desde muy pequeño, tenía el anhelo de llegar a ser un ministro de Dios. Así que, cuando llegó al bachillerato, tenía las ideas muy claras: iría a estudiar al seminario adventista. No obstante, había un serio problema: no contaba con el dinero suficiente. Así que se inscribió en el programa de colportaje estudiantil para ganar una beca para estudiar en la Universidad de Montemorelos (México). Jorge Luis sorprendió a varios de sus compañeros por sus altas ventas desde el principio.

Recuerdo cuando este joven entró a mi dormitorio en el Hogar de Jóvenes universitarios. A partir de ese día sería mi compañero de habitación. Cada domingo salía a colportar a la ciudad de Monterrey; para él no había descanso. No podía darse el lujo de perder el tiempo. Nunca olvidaré unas vacaciones de diciembre en que el esforzado joven fue a colportar a Baja California Sur, al noroeste del país. Tuvo tanto éxito que regresó con dinero suficiente para continuar sus estudios, ropa ¡y un coche! Todo eso era fruto de su trabajo esforzado, de levantarse temprano, de orar con fervor y salir cada mañana dispuesto a superar los diversos obstáculos que se le presentaban. Por si fuera poco, el corazón del chico era tan grande que parte de sus ganancias las dedicaba a pagar los estudios de sus hermanos. Jorge Luis terminó sus estudios, se graduó como licenciado en Teología y cumplió su sueño de ser un ministro cristiano.

A pesar de nacer en un ambiente adverso, Jorge Luis no estuvo dispuesto a condenarse a la derrota. ¿Cuál fue su secreto? El trabajo esforzado. Ciertamente, pasó momentos difíciles, pero el dinero nunca le faltó.

Más de una vez he conocido a jóvenes que ponen todo tipo de pretextos para no cumplir sus sueños: supuestas desventajas económicas, físicas, sociales, emocionales o espirituales. Pero nadie tiene por qué condenarse a la derrota. Esa es una decisión personal. La promesa bíblica sigue aplicándose a este tiempo: “No seas dormilón, y jamás serás pobre; no pegues los ojos, y el pan nunca te faltará”.

Este día pide al Señor que te ayude a tener una buena actitud hacia el trabajo y te ayude a esforzarte en todo lo que haces.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018

¡RENUÉVATE!

Alejandro Medina Villarreal

Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

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