BABAHOYO. Están ubicados en un costado de la avenida 10 de Agosto, en Babahoyo. Allí el sonido de golpe del martillo, la música bohemia o de salsa y el olor a cemento de contacto capta la atención de las personas y de los clientes que buscan el servicio.
En uno de esos lugares está el puesto de Jorge Maliza, quien lleva casi toda su vida dedicado a la confección de botas para las bastoneras de los desfiles del país, que desde el año pasado solo vive de arreglos de calzados y poco de confección para nuevos pares.
Herencia
Este arte lo aprendió de su padre Segundo Maliza y actualmente trabaja con su hijo Antony y Raúl Guachichulca, otro de los artesanos que le ayudan, en esta difícil tarea.
“Tengo 30 años en este arte, yo trabajaba con mi papá él me enseñó a hacer esto, antes había más personas que hacían esto, ahora solo yo y gracias a este trabajo me conocen en todo el país”, sostuvo Jorge Maliza.
Pedidos
Maliza confeccionaba botas para los diferentes planteles del país, los pedidos eran todo el año, ya que es la única persona que se dedica a este arte en Babahoyo.
“Antes yo entregaba hasta 150 pares de botas, esta vez para Babahoyo casi no tengo que entregar, porque desde que se suspendieron los desfiles, ya los docentes no hacen pedidos,
Luchadores
Desde el año anterior el negocio se puso un poco flojo, debido a las restricciones por la pandemia, pero aquí estamos luchando. Nos mantenemos con las pocas personas que les gusta mandar a confeccionar sus zapatos y los que les gusta arreglar los calzados.
Para confeccionar estas botas se utiliza cartón para las plantillas, cuero sintético, charol, gamuza, tricot y 12 horas diarias de labores.
Pedidos
La solicitud de botas y zapatos llegan desde El Coca, Lago Agrio, Saraguro, Naranjal, Loja, Zamora, La Troncal, El Triunfo, entre otros rincones del país.