Desde las 6:00 de la mañana, el comercio se activa en la calle Décima del centro de Quevedo, cuando los picanteros se instalan y abren varios locales de comida ofreciendo numerosos desayunos a sus comensales.
Pese a la insistencia de los municipales en desalojar las veredas, lo cierto es que esta calle se ha vuelto tan conocida por los ofinistas o personas que trabajan en diferentes actividades. No es el único punto, sin embargo, sí es el más evidente.
A partir de las 7:00 hasta las 18:00, el joven Pedro Antonio Toaza sigue el legado de su tío con el negocio de los jugos de naranjaa $0,50 centavos. Debido a la pandemia tuvo que tomar la batuta y se siente optimista.
“Desde la mañana por los picanteros hay ventas, ya que las personas piden sus jugos, al mediodía es un poco bajo pero igual se vende, en el transcurso de la tarde se mantiene estable. Aquí hay mucho movimiento y se ha vuelto una calle muy comercial también por la Importadora Peralta”, conversó.
Al lado, a partir de las 16:00, se coloca su amigo, él que expende chuzos o pinchos a todo precio. Con esto se mantienen en la tarde y hacen un buen en equipo.
En las últimas horas llega Janeth, quien vende jugos naturales para inflamaciones, colesterol, triglicéridos o hígado graso.
La situación para ella se complica porque desde que los operativos municipales de control se intensificaron en el centro; se ha desplazado a este punto para continuar con las ventas. (I)