ESMERALDAS. En las zonas rurales del norte de Esmeraldas todavía se utilizan algunos términos y frases de origen bantú o congolés, como es el caso de las palabras katanga, cazimba (cachimba), congola, conga, mandinga, cumbamba, babucha, bemba, cucho, entre otros.
Varios de los apellidos de origen africado también se conservan en diferentes familias, comunidades y pueblos del norte de la provincia. Así se mantienen vivos apellidos como Cambindo, Anangonó, Carabalí, Cangá y más.
La presencia de las lenguas vernáculas de los negros del norte de la ‘Provincia verde’ se manifiesta con las dificultades que hasta ahora tienen algunos moradores de pueblos asentados en las riberas del Bogotá, Tululbí, Palabí, Santiago y Cayapas para manejar y pronunciar algunas palabras del castellano.
Caciendo uicero por caicedo cambiando la ‘r’ por la ‘d’, candao por candado, hana contracción que elimina la sílaba ‘do’ y la sustituye por ‘o’. También pronuncian una serie de frases que son entendibles entre ellos pero de difícil comprensión para los visitantes o personas con quienes por primera vez se relacionan y comunican.
Rituales
En la memoria colectiva de los pueblos negros del norte de Esmeraldas persisten creencias asociadas a personajes mitológicos.
La aculturización a la que fueron sometidos hizo que se olvidaran de sus divinidades o dioses.
En las zonas rurales del norte de Esmeraldas todavía se utilizan algunos términos y frases de origen bantú o congolés, como es el caso de las palabras katanga, cazimba (cachimba), congola, conga, mandinga, cumbamba, babucha, bemba, cucho, entre otros.
Varios de los apellidos de origen africado también se conservan en diferentes familias, comunidades y pueblos del norte de la provincia. Así se mantienen vivos apellidos como Cambindo, Anangonó, Carabalí, Cangá y más.
Presencia de lenguas
La presencia de las lenguas vernáculas de los negros del norte de la ‘Provincia verde’ se manifiesta con las dificultades que hasta ahora tienen algunos moradores de pueblos asentados en las riberas del Bogotá, Tululbí, Palabí, Santiago y Cayapas para manejar y pronunciar algunas palabras del castellano.
Caicero por caicedo cambiando la ‘r’ por la ‘d’, candao por candado, haciendo una contracción que elimina la sílaba ‘do’ y la sustituye por ‘o’. También pronuncian una serie de frases que son entendibles entre ellos pero de difícil comprensión para los visitantes o personas con quienes por primera vez se relacionan y comunican.
Ceremonia
Los negros del norte de Esmeraldas cantan arrullos y chigualos alrededor de la tumba de los difuntos.
La aculturización a la que fueron sometidos los negros hizo que se olvidaran de sus divinidades o dioses que adoraban en su tierra de origen, África. Esto por la evangelización de los sacerdotes católicos.
La mayoría cree en Dios, en los santos, el cielo, el infierno, la resurrección, la vida eterna y todas las demás creencias de la doctrina Cristiana.
Por las investigaciones realizadas por los guardianes de la cultura negra, como Juan García Salazar, y por lo que se ha logrado rescatar de los abuelos se han podido mantener las ceremonias, rituales, oraciones, la invocación de los cuatro elementos de la vida: aire, agua, fuego y tierra y el encomendarse a los dioses de los antepasados entre los que perduran Ile, Axce, Ochun, Oxumara, Shangó y Yemayá.
En la memoria colectiva de los pueblos negros del norte de Esmeraldas persisten creencias asociadas a personajes mitológicos como La Tunda, El Duende, El Bambero, El Riviel, La Gualgura, el misterioso barco denominado Marabeli, El Cuco, La Sirena del Pailón, que para muchos es una realidad, La Viuda.
En esta cultura rinden culto a los muertos, se practican ceremonias en los velatorios y en los sepelios, los cánticos como alabaos y arrullos son infaltables en los acompañamientos de los finados -niños y adultos-.
