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jueves, 25 abril, 2024

No te corrompas a ti mismo

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“Pero cometer adulterio es no tener cabeza; quien adultera, se corrompe a sí mismo, lo que obtiene son golpes y vergüenza, y nunca logra borrar esa mancha” (Proverbios 6:32, 33)

Roberto creció en un hogar cristiano lleno de amor. Desde niño mostró una gran capacidad para estudiar y obtener buenas notas en la escuela. Cuando llegó a la universidad, no tuvo problemas para cumplir con los requisitos académicos. Sin embargo, pronto se vio rodeado de amigos que acostumbraban salir de juerga los fines de semana. Cada vez que lo invitaban, él se negaba. Pero durante la semana los jóvenes contaban sus grandes locuras amenizadas por el alcohol y las chicas. Un día, Roberto aceptó la invitación y se fue de fiesta con sus amigos. Primero probó el alcohol, cuyo efecto euforizante fue celebrado por sus compañeros. Pero después vino el sexo. La vida de este chico cambiaría para siempre. A partir de ese día visitaría esos lugares con cierta regularidad. Años después tenía un título universitario en la mano, un futuro prometedor y muchas ganas de triunfar. Pero también se había contagiado de sida. Su vida se derrumbó cuando se enteró de la terrible noticia.

¿Qué haría con su vida? En varias ocasiones pensó en suicidarse. Pidió perdón a Dios y tomó una firme decisión: el tiempo que le quedara de vida lo dedicaría a convencer a niños y jóvenes a mantenerse fieles a Dios y alejarse de todo tipo de vicios. Utilizó su sueldo para pagar el colegio de muchos niños y comprarles libros y cuadernos. Pero su vida se fue apagando poco a poco. Hasta que un día murió.

En nuestra cultura la fornicación y el adulterio son aceptados como parte de la vida cotidiana. Incluso se incentiva su práctica a través de diversos programas de televisión, películas, canciones populares y páginas de Internet. Pero es muy raro que alguien te cuente el final de la historia. ¿Dónde están hoy esos chicos que presumían de sus aventuras sexuales como si fueran victorias imperiales? ¿Qué ha sido de sus vidas? La Biblia dice que tales prácticas corrompen a una persona y la pueden meter en líos que le cuesten la vida.

Una forma segura para mantenerse alejado de la fornicación y el adulterio es evitar personas (amigos o compañeros de la escuela) o influencias que estimulen este tipo de prácticas (como la pornografía). Una decisión de esta naturaleza es más importante de lo que te imaginas.

Pide hoy al Señor que te ayude a usar toda tu vida, incluyendo tu cuerpo, para honra y gloria de su nombre.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018

¡RENUÉVATE!

Alejandro Medina Villarreal

Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

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