La escena era sacada de una película, pero fue la cruda realidad de este miércoles en Quevedo. A las 8:00 de la mañana, mientras el abogado Hernán Rivera, de 63 años, salía de su casa rumbo a la oficina, se encontró de frente con la nueva y alarmante cara del crimen organizado.
Los atacantes, una pareja aparentemente inofensiva en una motocicleta blanca, se confundían con la cotidianidad del barrio San José Sur. Sin embargo, en un instante, la fachada de normalidad se desvaneció.
Las imágenes de seguridad que circulan en redes sociales son escalofriantes. Muestran a la mujer, al timón de la moto, acercándose con tremenda tranquilidad al vehículo del abogado.
No hay titubeo, no hay zigzagueo. Con una frialdad impactante, incluso se le ve girar su cabeza para observar al interior del auto de la víctima mientras su cómplice abre una ráfaga de disparos.
En cuestión de segundos, la pareja desaparece de la escena, dejando tras de sí el eco de la violencia y un hombre herido. El abogado Rivera recibió múltiples impactos de bala, pero afortunadamente, está vivo.
Pocas horas después, la mujer fue aprehendida en flagrancia y puesta a órdenes de la autoridad competente. Allí se conoció que se trata de una mujer de17 años de edad, quien se escondía en el sector Walter Andrade y no registra antecedentes penales.
Mujeres vinculadas en la violencia
Este caso no es un hecho aislado. La participación de mujeres y menores de edad en bandas delincuenciales es una realidad cada vez más visible y preocupante en Ecuador. La presencia femenina en el crimen organizado ha escalado, asumiendo roles que van más allá de la periferia.
Recordemos la historia de Luz María Endara, alias ‘Mama Lucha’, quien en la década de los 80 forjó y lideró la banda delictiva más grande de Quito. Su especialidad: la extorsión a comerciantes.
‘Mama Lucha’ organizó a los ‘Chicos Malos’, un grupo conformado por sus propios hijos, yernos, nueras, sobrinos y amigos, quienes la idolatraban y respetaban como su «madrina».
Esta banda sembró el terror en Quito durante los 90, dedicándose a robos en domicilios, locales comerciales y asaltos a personas. Aunque Endara falleció en 2006 y las bandas familiares, en su mayoría, cayeron en redadas policiales en 2014, su legado dejó una huella sombría.
Al igual que ‘Mama Lucha’, 26 mujeres que lideraban redes delictivas a escala nacional están hoy tras las rejas. La magnitud de este fenómeno es alarmante: solo entre enero y septiembre de 2024, la Policía Nacional ha aprehendido a 2.992 mujeres implicadas en delitos graves.