Con el retorno de las actividades los comerciantes formales esperaban que las ventas puedan reactivarse, sin embargo, la realidad es otra, y muchos de ellos pasan ‘penurias’ para conseguir un cliente en este tiempo de pandemia.
En varios locales que se ubican en el centro de la ciudad, la historia se repite o es mucho peor, algunos incluso tienen pensado cerrar sus negocios y dedicarse a la informalidad, debido a que no hay como pagar el alquiler, o a sus empleados.
De nada sirven los letreros, los descuentos y los nuevos rótulos comerciales para atraer a la clientela, ya que la crisis golpeó a todos; otros se quejan porque no pueden mostrar su mercadería en las fachadas, eso está prohibido por la Comisaría Municipal, que la otra vez, clausuró a 15 negocios en la avenida June Guzmán.
Reacciones
Para Alberto Aspiazu, propietario de ‘La Casa del Dulce’, estas son las secuelas de la pandemia. Comentó que el negocio “está mal, el mercado mal y todo el negocio en general, terriblemente mal”, no le queda de otra que ser optimista.
La propietaria de ‘Darumi Fashion’, Gladys Basantes, expresó que las ventas “están para llorar” y tiene seriamente pensado cerrar debido a que, en estos tiempos, la venta de ropa y pantalones no es rentable, también se quejó por la competencia desleal: informales.
En novedades Javier, Carlos Acurio vende mochilas escolares y bolsos para salir, comentó que hay días donde no se vende absolutamente nada, situación que le preocupa porque tiene deudas que ascienden a 3.000 dólares.
El mal panorama de las ventas se repite en algunos locales formales de la urbe, quienes hasta las últimas instancias luchan para poder salvar a sus negocios, piden a la Comisaría Municipal que les colabore no cerrando sus puertas, sino controlando la informalidad que ha aumentado en las calles debido a la crisis y el desempleo. (EHL)