Roma. Los 133 cardenales electores ya están reunidos en la Capilla Sixtina para dar inicio al cónclave que elegirá al nuevo papa, sucesor de Francisco. Bajo el majestuoso fresco de Miguel Ángel, los cardenales han entonado las Letanías de los Santos y dos oraciones, preparándose espiritualmente para la trascendental decisión.
El rito culminará con el canto del Veni, Creator Spiritus, un himno milenario que invoca la guía del Espíritu Santo para iluminar sus corazones y mentes durante el proceso.
El cónclave, uno de los eventos más significativos de la Iglesia católica, se desarrolla en un ambiente de solemnidad y secreto. Históricamente, la duración de estas elecciones ha variado. Por ejemplo, el cónclave de 2013, que eligió al papa Francisco, duró apenas dos días, con cinco escrutinios.
En contraste, el cónclave de 2005, que resultó en la elección de Benedicto XVI, también fue breve, concluyendo en un día y medio con cuatro escrutinios. Sin embargo, en siglos pasados, algunos cónclaves se extendieron por semanas o incluso meses, como el de 1268-1271, que tomó casi tres años debido a divisiones entre los cardenales.
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El mundo espera con expectación el anuncio del nuevo pontífice, que será señalado con la tradicional fumata blanca desde la chimenea de la Capilla Sixtina.
Hasta entonces, los cardenales permanecerán aislados, dedicados a la oración y la deliberación, en un proceso que combina tradición, fe y responsabilidad histórica.