La renuncia de la asambleísta Jhajaira Urresta a la Revolución Ciudadana (RC) fue el clímax de una ‘guerra’ en redes sociales que se encendió el 9 de julio.
El catalizador: una publicación de Sergio Peña, excompañero de bancada, en la que alertaba a Urresta sobre supuestos insultos de Luisa González, presidenta del movimiento, en chats con Eduardo Franco Loor.
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Peña, crítico del correísmo, denunció la «tibieza» del movimiento en el caso de Santiago Díaz y reveló que González se habría referido a una asambleísta como «tuerta de mierda» en esas conversaciones. Su mensaje directo a Urresta: «Cuidado Jhajaira Urresta«, desencadenó la crisis.
Al día siguiente, Urresta anunció su declaración como legisladora independiente, rechazando el trato. La respuesta de Luisa González fue inmediata, calificando las acusaciones de «mentiras» y desafiando a Urresta a hacer públicos los chats con peritos. Franco Loor también negó rotundamente la existencia de tales conversaciones, amenazando con acciones legales.
La tensión escaló con la intervención de Rafael Correa. El expresidente desestimó la salida de Urresta como un «puro pretexto», afirmando que «ese chat no existe» y que «la verdadera dignidad implicaría dejar la curul que ganó con la RC5».
Correa vaticinó más bajas, pero aseguró que el movimiento está preparado, evidenciando las profundas divisiones internas.