El panorama de los juegos de azar en Ecuador está experimentando una transformación radical, con nuevas regulaciones que prometen redefinir completamente esta industria. Durante los últimos años se han visto muchos avances sobre las apuestas legales en Ecuador, pero el nuevo Decreto Ejecutivo 487 ha marcado un antes y un después en este sector.
La Evolución Regulatoria
El Decreto Ejecutivo 487 ha marcado un hito en las apuestas deportivas, y la regulación de juegos de azar en Ecuador avanza con similar determinación. El gobierno busca establecer un marco legal extenso que regule integralmente los diferentes tipos de juegos de azar, desde plataformas online hasta casinos físicos.
La obtención de licencias se ha convertido en el eje central de la nueva estrategia regulatoria. Similar al modelo implementado para apuestas deportivas, los operadores de juegos de azar deberán obtener permisos específicos que garanticen transparencia y cumplimiento normativo.
Para operar en territorio ecuatoriano, los operadores deben obtener una licencia expedida por el Ministerio de Deporte. Esta licencia tiene una vigencia de 5 años, y para obtenerla se verifican los antecedentes de cada empresa, sus sistemas de seguridad y sus protocolos anti-lavado de dinero. Y la licencia tiene un coste elevado, de 655 Salarios Básicos Unificados, equivalentes a USD 307.850, lo que pone barreras al ingreso de operadores.
El aspecto fiscal representa otro elemento crucial. Con un modelo similar al de apuestas deportivas, los juegos de azar enfrentarán un Impuesto Único a la Renta del 15% sobre sus ingresos brutos y también deberán aplicar una retención del 15% sobre premios pagados. Este esquema busca no solo recaudar recursos para el Estado, sino también profesionalizar la industria, eliminando operadores informales o fraudulentos.
Panorama Latinoamericano: variedad de regulaciones
En el contexto latinoamericano, el panorama regulatorio de juegos de azar presenta importantes contrastes. Colombia se ha consolidado como pionero, con su entidad reguladora Coljuegos que ha generado más de 70 millones de dólares anuales en licencias e impuestos, demostrando la viabilidad económica de un marco regulatorio bien estructurado.
Argentina presenta un caso de fragmentación regulatoria, donde cada provincia establece sus propias normas. Esta situación ha generado «paraísos regulatorios» dentro del mismo país, con operadores concentrándose en provincias con normativas más favorables.
En Uruguay se ha optado por un modelo híbrido donde el Estado mantiene un rol preponderante a través de la Dirección Nacional de Casinos. Su enfoque de «libertad regulada» permite operaciones privadas bajo estricta supervisión estatal, generando un mercado estable con una gran oferta de sitio de apuestas seguro, pero con limitado crecimiento.
Y por otro lado, Perú ha logrado un balance interesante entre liberalización y control, convirtiéndose en un mercado dinámico con creciente presencia de operadores internacionales. Su ministerio de Comercio Exterior y Turismo ha establecido mecanismos efectivos de supervisión que han permitido un crecimiento sostenido del sector.
Los desafíos para el mercado ecuatoriano
Considerando las experiencias regionales, Ecuador enfrenta varios desafíos en su proceso regulatorio. Uno de ellos es equilibrar la recaudación fiscal con condiciones que permitan la viabilidad de la industria y atraiga nuevas plataformas de juegos de azar y apuestas a atletas y equipos.
Además, es indispensable desarrollar capacidades técnicas de supervisión y control para evitar la actividad en plataformas no reguladas. Y no se debe olvidar la protección a los usuarios: garantizando la seguridad de su dinero y sus datos personales.
La regulación de juegos de azar en Ecuador representa más que un cambio normativo: es una transformación cultural hacia una industria más transparente, responsable y ética. El país tiene la oportunidad de aprender de las experiencias regionales, adoptando las mejores prácticas y evitando los errores cometidos por sus vecinos.