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jueves, 25 abril, 2024

¿La mascarilla vino para quedarse?

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Nadie se imaginó que este pequeño artículo preventivo sinónimo de estar en un espacio médico, iba a convertirse en una prenda más de nuestro vestuario. En el 2020, con la llegada del Covid-19, las mascarillas se han vuelto un objeto sustancial y de uso obligatorio en las calles y lugares cerrados.

En principio fue recomendado por el Ministerio de Salud Pública (MSP) para evitar el crecimiento de los contagios, pero con el pasar del tiempo, se han hecho diseños personalizados, dándole un toque más característico, para cada gusto.

En las calles, la venta de este producto quirúrgico ha ido en incremento, hay las mascarillas personalizas baratas, de $2,00 a $5,00, en cada esquina o almacén. Las revistas también han acertado incluyéndolas en sus catálogos como parte de un acceso de moda.

A todas partes

Desde los paseos en las calles hasta en las visitas a las tiendas, lo cierto es, que nadie sale sin la mascarilla, y si sale, se siente como un ‘bicho’ raro. Al final, la ciudadanía ha tenido que adaptarse.

Los restaurantes, hoteles y negocios varios también han tenido que implementar este elemento a su personal y sus clientes, junto con otras medidas de desinfección.

Dentro del coche todavía falta más disciplina. En Ecuador, autoridades han formulado sanciones a través de ordenanzas para que sea acatada la medida, pero no ha servido del todo.

¿Qué dicen los expertos?

Puede existir la posibilidad de sufrir dolores de cabeza o dificultades para respirar, según el tipo de mascarilla que se utilice.

Lesiones cutáneas de la cara, dermatitis irritativa o empeoramiento del acné cuando los tapabocas se usan por muchas horas.

Quien la use puede llegar a sentir una falsa seguridad, y debido a esto dejan a un lado otras medidas preventivas esenciales como el distanciamiento físico y la higiene de las manos.

Dificultades para comunicarse, sobre para quienes no pueden oír, ya que muchos de ellos dependen de la lectura de los labios para entender a los demás.

Hay que tener en consideración recomendaciones de profesionales como las del Dr. Gonzalo Rivera Chóez, quien siempre les deja claro a sus pacientes que a pesar de ser útil usar barbijo, no es suficiente, hay que acompañarlo con otros cuidados, como el lavado de manos, desinfección constante y distanciamiento social.

A pesar de que existe una gran variedad, no todas son recomendables para un ciudadano normal, por ejemplo, las de alta protección, deberían reservarse estrictamente para el personal de salud.

Higiénicas, en su mayoría son caseras, existen desechables o reutilizables, tienen poca o nula protección, debido a esto se recomienda utilizarla en lugares abiertos.

Quirúrgicas, son desechables, su uso es común, pero no proporcionan un nivel fiable de protección frente a la inhalación de partículas, aunque sí son consideradas como producto sanitario y su tiempo máximo me utilidad es 4 horas.

N95, como su nombre lo indica, tiene la su capacidad de filtrar el 95% de las partículas del ambiente, se ajusta más a la forma del rostro, y brindan una protección máxima de 8 horas. 

Uso correcto

Las mascarillas son de uso personal exclusivo y no deben compartirse, al ponérsela se debe verificar que cubra completamente desde el tabique de la nariz hasta la barbilla, que no quede ningún espacio entre la piel y lo que usamos.

Si esta se humedece o está visiblemente sucia, se debe cambiar, no se puede usar por mucho tiempo una mascarilla que se haya humedecido.

Al quitársela, hay que tomar en cuenta que la mascarilla toque frente u otras partes del rostro, procurar no tocarse los ojos ni la boca, sin antes haberse lavado las manos.

Para desecharla se debe guardar en una bolsa con cierre, esto ayudará a que las personas que trabajan con la recolección de la basura no se infecten.

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