La ciudad de Esmeraldas amaneció bajo un manto de dolor e incertidumbre tras la masacre registrada en la Cárcel de Varones, ubicada en el sur de la ciudad, un hecho de violencia que habría dejado al menos 16 personas fallecidas.
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El Centro de Ciencias Forenses, situado en la isla Luis Vargas Torres, se encuentra copado por la desesperación de familiares de las Personas Privadas de Libertad (PPL) asesinadas. Buscan incansablemente información oficial que les permita iniciar los trámites para el retiro de los cuerpos y darles sepultura.
Una imagen similar se vive en los exteriores del centro carcelario, donde la incertidumbre prima entre quienes esperan conocer el estado de salud de sus parientes detenidos.
La falta de una vocería oficial de las autoridades sobre la identidad de las víctimas y las causas de esta nueva masacre ha exacerbado la angustia colectiva.
Pánico
La ola de violencia no solo golpea a los reclusos y sus familias, sino que también ha afectado la movilidad de la ciudad. El sector ha sido escenario de un gran despliegue policial y militar para resguardar el interior y exterior del reclusorio.
Además, este nuevo hecho violento ha motivado el cierre del paso vehicular en la vía que conecta a la ciudad con el sur, con restricciones en los sectores de Codesa y en la «Y» de La Pradera, impactando la vida cotidiana de los esmeraldeños.
La preocupación aumenta a medida que pasan las horas sin que se revele la identidad de los fallecidos, manteniendo a las familias en un limbo de desesperación sin saber si alguno de sus seres queridos se encuentra entre las víctimas de esta brutal jornada. Las causas que motivaron este nuevo baño de sangre aún se desconocen.
