La bodega funcionaba en el centro de Cali, Colombia. Era un local clandestino donde se adulteraban medicinas para venderlas en el Ecuador.
El 11 de octubre, policías y fiscales de Colombia ingresaron al lugar y encontraron que los fármacos eran fabricados en un cuarto cerrado, sin ventilación, con maquinaria artesanal y sucia. En el área de producción incluso había mascotas.
Esa información llegó a la Policía de Ecuador y ahora se sabe que en esa incursión se decomisaron ocho maquinarias, tabletas, empaques con etiquetas y materia prima en polvo. Dos personas fueron capturadas y son indagadas.
El mismo día en que los investigadores actuaban en Cali, en Ecuador los agentes allanaban seis inmuebles en Quito y dos en Ibarra. Siete personas quedaron detenidas y son investigadas, porque presuntamente comercializaban las pastillas falsas en bodegas y en tiendas del Centro Histórico de ambas ciudades.
Actualmente, el fiscal Eduardo Estrella indaga este hecho, pues la Policía determinó que esos productos eran traídos precisamente de Colombia.
7 500 pastillas que no tenían permisos de producción ni de venta quedaron en poder de las autoridades.
Este fue el último operativo en contra de las mafias. Pero en julio del año pasado se decomisaron 15 toneladas de medicinas. Dos meses antes también se descubrieron 140 000 cápsulas.
El Código Penal (artículo 217) sanciona con tres a cinco años de cárcel a la persona que importe, fabrique o comercialice medicamentos falsos.
La Agencia de Regulación y Control Sanitario (Arcsa) identificó que entre los productos que han sido descubiertos aparecieron medicamentos que contenían sustancias tóxicas, como talco y tiza.
Los principales fármacos que son adulterados son los antigripales, analgésicos y antibióticos. Sin embargo, las denuncias son mínimas. Hasta septiembre pasado, la Fiscalía ha recibido dos quejas.
Yuridia Torres, coordinadora de Arcsa, advierte que estos fármacos pueden generar graves consecuencias en la salud.
El médico internista Pablo Herrera dice que consumir productos que contengan tiza o talco puede generar dolor de estómago, ardor, acidez, diarrea o ronchas en el cuerpo.
Desde el 2015, la Unidad Contra Delito Aduaneros y Tributarios de la Policía ha realizado cinco megaoperativos.
Cada investigación dura hasta cuatro meses. Inicialmente, la Policía tenía identificadas bandas locales que fabricaban y distribuían el cargamento.
Sin embargo, a partir de los operativos del 2017, agentes descubrieron que hay nexos internacionales con organizaciones delictivas que operan desde Colombia y Perú.
Juan Carlos Vasco, jefe de la Unidad de Delitos Aduaneros y Tributarios de la Policía Judicial, indicó que las bandas ingresan la mercancía de dos formas. La primera es vía terrestre por la frontera norte. La segunda es a través del mar, por el puerto de Guayaquil.
En el primer caso, los sospechosos vienen desde Colombia en buses y dejan la mercadería en Ecuador.
Las medicinas adulteradas son camufladas en maletas de ropa o en cajas que guardan en los compartimentos de los buses, debajo de los asientos o incluso en la llanta de emergencia.
La Arcsa también advierte que las bandas usan redes sociales para vender sus productos. En Internet hay páginas en donde aparecen esas ofertas.
El Comercio