QUEVEDO. El cuerpo en estado de descomposición de un hombre de más 60 años identificado como Jaime Abril Proaño. Fueron sus vecinos que alarmados por el mal olor que emanaba la vivienda lograron descubrir que era él quien había muerto.
El segundo de 7 hermanos y que se dedicaba a la sastrería murió en la soledad de su domicilio ubicado en la calle décima segunda y José Laborde en pleno centro de la ciudad. No tenía hijos ni pareja, vivía solo.
Se desconoce exactamente cuántos días tendría de fallecido. El único indicio de que el hombre había muerto fue por el olor putrefacto que los moradores percibían al pasar por dicha casa.
“Me parece que ha sufrido un infarto. Es normal para nosotras las personas sufrir de alguna dolencia y en especial de una persona mayor como él que tenía sesenta y pico de años. Es mi suposición que sea muerte natural”, dijo Héctor, hermano mayor del occiso.
Policía Nacional, personal con trajes completos y un vehículo de medicina legal acudieron hasta el sitio para realizar el levantamiento del cadáver para trasladarlo hasta el Centro Forense de Quevedo para la autopsia.