Tiene 59 años y Jesús Figueroa Basurto no puede realizar sus quehaceres con facilidad por el 76% de discapacidad que le acompaña desde los 2. Ella es una mujer pobre que vive en un barrio de la cooperativa 20 de Febrero del cantón Quevedo. Lugar donde no hay aceras ni alcantarillado ni agua potable.
Su casa de caña, empieza con un cerramiento de madera y un pozo de agua donde ella, junto a su esposo, Henry Palacios, recogen todos los días para cocinar, bañarse y hacer otras actividades dentro del hogar.
Henry es un adulto mayor y su único trabajo es recolectar chatarras y ganarse unos cuantos centavos. Con el triciclo que él elaboró añadiéndole una moto, transporta a Jesús hacia las consultas médicas en los subcentros o también a ‘despejar la mente’.


Durante varios años, su pedido de tener las escrituras de su propiedad reposaban en el departamento de Legalización de Terrenos del Municipio, nadie había hecho nada para poder hacer realidad ese sueño. Hasta que dos personas tomaron cartas en el asunto.
Los abogados Darwim Haz y Maricela Arboleda conocieron el problema y decidieron intervenir. Primero solicitaron ayuda a algunos funcionarios del Cabildo, pero las promesas y los ‘sí’, quedaron en palabra.
En vista de aquello, comenzaron a gestionar todo lo necesario. No cesaron sus esfuerzos y como Jesús no tenía recursos, costearon los trámites: el pago del solar, la inscripción y las alcabalas. Previo a esto, visitaron a la mujer y apenas pisaron la vivienda se dieron cuenta que era urgente actuar.

Con mucha alegría, Jesús recibió las escrituras en sus manos, sentada en un pequeño cajón, donde cocina. También recibió de parte de los abogados productos de primera necesidad.
Ahora, pide la colaboración de personas solidarias para mejorar su casa, no tiene refrigeradora y escasean otros utensilios. Su número de teléfono es: 0967141013. (I)
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