El político conservador Sebastián Piñera Echenique, de 68 años de edad, fue investido este domingo como presidente de Chile, en una ceremonia solemne celebrada en la sede del Congreso, en el puerto de Valparaíso, en la cual asistió entre los invitados el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, y su esposa Rocío González, y de la canciller, María Fernanda Espinosa.
“Sí, juro”, dijo con voz firme Piñera cuando el presidente del Senado, el socialista Carlos Montes, le dirigió la pregunta de rigor: “Juráis o prometéis desempeñar fielmente el cargo de presidente de la República, mantener la libertad de la nación, resguardar la Constitución y las Leyes?”
Por su parte, la presidenta saliente, Michelle Bachelet, le entregó la banda presidencial a Carlos Montes, quien procedió a colocársela a Piñera. en un ambiente distentido.
Bachelet procedió a colocar en la banda la piocha de O’Higgins, uno de los símbolos del mando, completando el ritual.
La hasta hoy mandataria de Chile reiteró su decisión de alejarse de la política una vez que entregue el cargo a Piñera, al subrayar en su despedida de La Moneda, “Ya lo dije, yo no vuelvo…A esto no vuelvo yo!”.
Bachelet lanzó la frase mientras se tomaba la última foto oficial con sus subsecretarios, tras haberlo hecho con sus ministros y con otros colaboradores, incluidos funcionarios de servicios de la sede del Gobierno y con algunos simpatizantes, que se congregaron por cientos para despedirla, previo a la entrega del mando.
Piñera regresa a La Moneda con la promesa de reflotar la economía chilena
El conservador Piñera asumió la Presidencia de Chile por segunda vez con la promesa de reflotar la alicaída economía y retocar las principales reformas de su antecesora, la socialista Bachelet.
Piñera, de 68 años, regresa al Palacio de La Moneda (sede de Gobierno) después de gobernar el país austral entre 2010 y 2014, un hito que significó el primer triunfo de un candidato conservador después de 20 años de Gobiernos de centroizquierda.
El mandatario ganó las elecciones del año pasado con la promesa de eficiencia en la gestión y de situar a Chile en el camino del crecimiento y el progreso, un discurso parecido al que lo llevó al triunfo en los comicios de 2009.
Ahora, sin embargo, Piñera afirma que será un presidente diferente al del primer mandato, más sosegado y experimentado. “La mejor universidad para ser presidente no es Harvard ni Chicago, es el Palacio de La Moneda”, señaló esta semana en una entrevista televisiva.
Una de sus tareas más urgentes será tratar de reactivar la economía, que durante la última Administración de Bachelet ha crecido a un promedio anual de 2,1 %.
Piñera navegará con el viento a favor. El impulso del comercio internacional y el alza del precio del cobre han mejorado las perspectivas para la economía chilena antes de que asuma la Presidencia, aunque el mandatario tiene pensadas medidas adicionales para apuntalar las cifras positivas.
Una de ellas es rebajar el impuesto a las empresas, manteniendo la recaudación tributaria, para favorecer la actividad económica y la creación de empleos.
Piñera ha declarado que no llega con una excavadora para demoler el legado de Bachelet, pero ha avisado que tomará las medidas necesarias para “mejorar” algunas de las principales reformas impulsadas por su antecesora, como la tributaria, la laboral y la educativa.
Para llevar a cabo su ambicioso programa de Gobierno, cuenta con el apoyo de Chile Vamos, una coalición de partidos que abarca desde la derecha liberal hasta el pinochetismo.
Y en su gabinete, Piñera ha apostado por personas de su confianza. Seis de los 23 ministros ya estuvieron en el primer Ejecutivo y tres de ellos lo hacen en los mismos puestos estratégicos: las carteras de Hacienda e Interior y la portavoz.
Piñera ha compaginado estas últimas décadas su actividad política con una exitosa trayectoria empresarial que lo ha convertido en una de las personas más ricas del país, con un patrimonio familiar de 2.700 millones de dólares, según la revista Forbes.
Nacido en Santiago de Chile en 1949 en el seno de una familia de clase media, Sebastián fue el tercero de los cinco hijos de Magdalena Echenique y José Piñera, un ingeniero y diplomático que participó en la fundación de la Democracia Cristiana.
Doctor en Economía por la Universidad de Harvard, este político y empresario casado en 1973 con Cecilia Morel y padre de cuatro hijos, fue militante y senador por Renovación Nacional, uno de los principales partidos de la derecha chilena.
Pese a ello, simpatizó con la Democracia Cristiana chilena cuando era joven, votó contra la continuidad de Augusto Pinochet en el plebiscito de 1989 y siempre ha condenado la violación de los derechos humanos perpetrada por la dictadura.
Ahora se enfrenta al desafío de conducir a Chile a los “tiempos mejores” que ha prometido insistentemente desde que decidió presentarse a la reelección.
EFE/Andes.