Quevedo. Segundo Mendoza es un licenciado en Ciencias de la Educación, quien decidió dejar el confort de un aula y un escritorio para salvar su propia vida.
Y es que Mendoza, de 66 años de edad, quien la mayor parte de su vida la vivió en Guayaquil y desde hace 6 días recorre las calles de Quevedo ofertando una variedad de productos.
Aunque tiene una sonrisa maravillosa y es muy educado, su vida no ha sido fácil, porque se crio sin padre, pero tuvo a su madre, quien lo supo sacar adelante.
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Tiene dos hermanos más, quienes también están preparados académicamente, aunque prefiere hablar pocos de ellos.
Su historia nace en la juventud cuando decidió ser docente y se vinculó a una institución educativa en Guayaquil donde laboró por muchos años, pero el dinero que ganaba en ese entonces no era suficiente, apenas eran 3.500 sucres.
“En aquella época para subsistir hacía muchos trabajos, porque el sueldo de profesor no alcanzaba, es muy bajo. Eso me obligó ir hasta el mercado Central para cargar bultos y hacer diferentes labores, porque con eso podía tener un ingreso más”, detalla ‘Don Mendoza’
Sin embargo, esa no fue la gota que derramó el vaso, sino los estudiantes “difíciles”, quienes les hacían tener mucho coraje, por lo que tuvo un infarto. “Yo solo quería corregirlos y que tuvieran una mejor vida, tanto en el perímetro urbano como rural, entonces mejor me dediqué a la calle”.
Son exactamente 40 años los que ‘Don Mendoza’ labora en las calles donde se ha ganado el cariño y el aprecio de la ciudadanía.
‘Don Mendoza’ busca ser un ejemplo para los jóvenes y los adultos, pese a su problema de salud. “Quiero que sepan que oportunidades sí hay.
Hagan un esfuerzo, porque podemos conseguir cosas, no grandezas, pero podemos seguir adelante”, dice mientras le agradece a Dios por permitirle seguir con vida y fuerzas para trabajar honradamente.