A pesar del anuncio oficial del fin del paro en Imbabura, la provincia experimenta un fuerte clima de incertidumbre y tensión ante el descontento y la ruptura dentro del movimiento indígena. Las bases de las comunidades de Otavalo y otros sectores han desconocido públicamente los acuerdos alcanzados con el Gobierno Nacional.
Según reportes, un grupo significativo de habitantes del cantón Otavalo se ha congregado en el pretil municipal, afirmando que los dirigentes que dialogaron con el Ministro del Interior, John Reimberg, no representan el sentir de sus bases y que, por lo tanto, «El paro continúa».
La crisis de representatividad escaló a tal punto que el presidente de la Federación Indígena y Campesina (FICI), Mesías Flores, fue agredido por sus propios compañeros mientras informaba sobre el supuesto fin de las movilizaciones, siendo acusado de traición.
La población ha expresado su inconformidad con las resoluciones que dieron por concluido el paro y, en un hecho que subraya la gravedad de la división, algunos comuneros están exigiendo que se aplique justicia indígena a los dirigentes de la FICI que participaron en las negociaciones.
La provincia de Imbabura permanece en vilo, con las bases enardecidas y a la espera de una nueva respuesta oficial del Gobierno ante el desconocimiento de los acuerdos por parte de quienes mantienen el control en las calles.