La economía informal pasó a ser una de las más importantes en Ecuador, especialmente en tiempos de pandemia a causa del Covid-19.
Empresas efectuaron muchos recortes, la crisis económica y el confinamiento alteraron las modalidades de empleo para muchos.
Alexandra Coronel es quevedeña, tiene 40 años y vende agua de coco en las calles de Quevedo. Se recorre de ‘cabo a rabo’ todo el centro, a sol o lluvia.
Ella intentó conseguir un trabajo formal, pero no encontró. Es técnóloga de profesión y la falta de oportunidades en todo el país la obligó a dedicarse a lo informal, fue una escapatoria para conseguir ingresos y poder mantener su hogar, dice.
La situación se ha complicado por las restricciones, de lunes a viernes (diario) gana un promedio de $15 dólares, pero sólo un día el fin de semana llega a obtener $40.
Desea que el nuevo Gobierno comience con la salud, y que exista más inversión para que se genere el empleo en el país. “Es complicado conseguir trabajo cuando uno tiene sus 40 años, me puse este negocio de agua de coco y natural, mi marido trabaja en las bananeras”, comentó.
Alexander Alvarado de 19 años, es manteño y junto a su padre, en los semáforos de Quevedo, vestidos de los personajes de la Guerra de las Galaxias: Groot, Rocket, bailan y animan para conseguir unos centavos.
Él contó que la falta de oportunidades también los obligó a conseguir dinero de esta manera. Los trajes son hechos por ellos mismo con caucho y otros materiales.
Según datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), las fuentes de ingresos del 51,1% de los ecuatorianos se encuentran en el sector informal, que se ha extendido en varios puntos de las ciudades. Por ejemplo, las calles de Quevedo se revisten de vendedores informales de caramelos, legumbres, accesorios de belleza, productos naturales, mascarillas, entre otros.
Y con las restricciones y falta de oportunidades laborales, el emprendimiento ha encontrado acogida en las redes sociales, que actúan como vitrinas virtuales para aquellos que además de contar con el servicio de internet tienen las destrezas para manejar artefactos electrónicos.
Sin embargo, hay un sector que no tiene esta habilidad porque se han acostumbrado a lo presencial, me refiero a los mayores de 60 años, que se los ve comúnmente vendiendo caramelos, panes, periódicos y otros productos. (I)