En medio de la oscuridad de la pandemia del Covid-19, surgió una luz de esperanza en la forma de Carmen Manobanda, una emprendedora que se levantó de las cenizas de la crisis para convertirse en un faro de empoderamiento femenino en Ecuador.
Su historia es un testimonio de resiliencia, determinación y el poder transformador del emprendimiento.
Carmen Manobanda vio su mundo derrumbarse cuando perdió su empleo debido al brote de Covid-19; sin embargo, en lugar de dejarse vencer por la adversidad, decidió tomar las riendas de su destino. Con la liquidación que recibió, optó por invertir en sí misma: se inscribió en una carrera universitaria y lanzó su propio negocio de decoración de globos.
Éxito
El camino hacia el éxito no fue fácil para Carmen Manobanda. Tuvo que superar obstáculos financieros y pagar costosos cursos para aprender las técnicas necesarias para su emprendimiento. Pero su perseverancia y su espíritu indomable la llevaron a adquirir todas las habilidades necesarias para triunfar en su campo.
Gracias a la Dirección de Emprendimientos de la Prefectura de Los Ríos, Carmen encontró una plataforma para compartir su conocimiento y empoderar a otras mujeres. Su amigo Steven fue su guía y motivador, alentándola a enseñar sus habilidades a otras 37 mujeres en Quevedo, en lo que sería su primer curso.
Para Carmen, su trabajo es más que un negocio: es un arte que le permite expresarse y dejar una huella en la vida de otras mujeres. Aunque humilde, reconoce que todavía tiene mucho por aprender y mejorar, pero su pasión y dedicación son evidentes en cada gesto y palabra que comparte con sus alumnas.
La historia de Carmen Manobanda es un recordatorio poderoso de que, incluso en los momentos más oscuros, la determinación y el trabajo arduo pueden abrir puertas a nuevas oportunidades.
