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viernes, 19 abril, 2024

La antítesis de Hulk

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Robert Bruce Banner era un científico que trabajaba para el ejército de los Estados Unidos. Un día, mientras probaba la bomba gamma, una de sus recientes invenciones, un joven llamado Rick se introdujo en la zona de pruebas. Al darse cuenta, Bruce trató de salvarlo segundos antes de la explosión arrojándolo a una zanja, pero eso lo expuso a la radiación emitida por la bomba. Una extraña combinación de rayos gamma, junto con la incorporación accidental en el organismo de anticuerpos artificiales, producto de ensayos provenientes de laboratorios de nanotecnología, dan lugar a Hulk, un monstruo de una fuerza descomunal y de dimensiones morfológicas desproporcionadas, con una tonalidad verdosa, en el que el joven investigador se transforma cada vez que se expone a situaciones de furia, impotencia o miedo. Bajo ese estado destruye, arrasa y aplasta sin contemplación alguna todo lo que encuentra a su paso. En contra de toda lógica, no solo conserva, sino que manifiesta un curioso sentido moral que lo ubica en el bando de los superhéroes que luchan contra el mal y le otorga un asiento en el “Salón de la Justicia”.

¿De verdad crees que la ira puede darte buenos resultados en la vida, hasta el punto de hacer de ti una especie de superhéroe? ¿Puede un joven airado responder de la mejor manera a los retos que se le presentan? ¿Es la ira el mejor camino para tomar las decisiones más oportunas? La cuestión es que Hulk resuelve sus grandes dificultades a través de la alteración caótica de sus emociones. Sus historias nos enseñan que la violencia, la irritación y el mal genio son una forma admisible para solucionar los problemas cotidianos de la existencia.

La Biblia desaconseja el método de Hulk. Más bien, asegura que eso agrava cualquier situación: “Desecha la ira y el enojo; no te alteres, que eso empeora las cosas” (Salmo 37:8). Cuando estás enojado, te incapacitas para tomar las mejores decisiones y no te expresas de una forma sensata. Solo reaccionas ante las circunstancias. En más de una ocasión he presenciado lamentables escenas de personas que, invadidas por la ira, actuaron de manera impulsiva, lo cual les acarreó grandes problemas. Por eso, es mejor ser paciente que valiente. Es mejor dominarse a uno mismo que pretender jugar a los superhéroes. La ira tiene un altísimo coste físico, mental, espiritual y social en la vida de una persona.

Hoy pide al Señor que te ayude a desarrollar la paciencia en tu vida y a dominar tus actitudes impulsivas.

 

La actitud

 

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018

¡RENUÉVATE!

Alejandro Medina Villarreal

Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

 

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