Quito. En las frías laderas del volcán Pichincha, las fuerzas patriotas lideradas por el general Antonio José de Sucre sellaron la independencia de Quito en una batalla épica que marcó un hito en la historia de América.
Frente a las tropas realistas del general Melchor Aymerich, los patriotas demostraron astucia, valentía y un espíritu inquebrantable que culminó en la liberación de la ciudad.
La campaña militar comenzó a principios de 1822 en Guayaquil. Tras meses de enfrentamientos en Camino Real, Tanizagua, Cone, Huachi y Riobamba, Sucre avanzó hacia Quito con un ejército de 2.971 hombres, un mosaico de guayaquileños, cuencanos, argentinos, chilenos, colombianos y peruanos unidos por el ideal de libertad.
Para evitar un enfrentamiento directo con los realistas atrincherados en Machachi, Sucre ejecutó una maniobra audaz: flanqueó al enemigo escalando las gélidas laderas del Cotopaxi. El 16 de mayo, las fuerzas patriotas irrumpieron en el valle de los Chillos, sorprendiendo a los españoles, quienes se replegaron rápidamente hacia Quito, ocupando las calles del sur de la ciudad.
La noche del 23 de mayo, bajo el amparo de la oscuridad, el ejército de Sucre inició un ascenso silencioso al volcán Pichincha. El general José Mires, al mando del batallón “Magdalena”, encabezó la vanguardia, mientras el “Albión” protegía la retaguardia y aseguraba el suministro de pertrechos. Cada paso en la helada montaña era un movimiento estratégico en este ajedrez bélico, donde la astucia decidiría al vencedor.
Al amanecer del 24 de mayo, las faldas del Pichincha fueron testigos de un choque histórico. Las tropas patriotas, con el general Córdova a la cabeza, enfrentaron a los realistas en un combate feroz. La ciudad de Quito, expectante, aguardaba el desenlace. Tras horas de lucha, la victoria patriota resonó como un grito de libertad, poniendo fin a siglos de dominio colonial y consolidando la independencia de esta región de América.
Un legado de coraje
La Batalla del Pichincha no fue solo una victoria militar, sino el clímax de una lucha que comenzó con la Revolución del 9 de Octubre de 1820. Los sacrificios de guayaquileños y patriotas de toda la región culminaron en este día glorioso, cuando Quito se convirtió en el símbolo de una América libre.
AQUÍ HAY MÁS, TE PUEDE INTERESAR: Mantenimiento vial por la Alcaldía de Quevedo deja a Buena Suerte con mejores calidad de vida de los moradores
Hoy, a 203 años de aquella gesta, el volcán Pichincha sigue siendo testigo mudo del valor de quienes soñaron y lucharon por un futuro sin cadenas.