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sábado, 18 mayo, 2024

La mujer virtuosa

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“Está atenta a la buena marcha de su negocio, y por la noche mantiene su lámpara encendida. Sabe cómo manejar el huso, y no le es ajeno manejar la rueca” (Proverbios 31:18,19).

Una de las primeras imágenes que tengo de mi infancia es la de mi madre trabajando en casa. Ya fuera fregando los platos, barriendo la casa o regresando del hospital con su uniforme de enfermera, ella no paraba de trabajar. Enseñó a sus cinco hijos a colaborar en casa desde pequeños bajo su firme autoridad. Pero no solo eso, también le gustaba ganar dinero haciendo diversos negocios una vez que terminaba su jornada de trabajo. Montó una farmacia junto a nuestra casa, después intentó llevar a cabo algunos negocios más. Recuerdo una tarde en la que paseábamos cerca de Chula Vista (California, EE.UU.) cuando, de pronto, mi madre se paró frente a un escaparate de productos para médicos y enfermeras. Ya estaba planeando el siguiente negocio. Entró al local y salió cargada de bolsas. Entonces, le pregunté:

-¿Para qué has comprado todo eso?

-Porque lo voy a vender en el hospital -respondió sonriente.

A partir de ese día, se dedicó a vender vestidos para médicos y enfermeras que traía de los Estados Unidos, a lo que más tarde añadió ropa deportiva, bolsos y otros productos. Me impresionaba la facilidad con la que vendía toda su mercancía. Pero lo más asombroso era verla cobrar, y después empezar a hacer planes para viajar y surtirse de nuevos productos. Claro que en algunos negocios le fue mejor que en otros. Pero siempre tuvo dinero para brindar a sus hijos una buena educación, renovar su guardarropa, ayudar a los más necesitados y viajar por el mundo.

El trabajo es parte de la vida de una persona esforzada. La gente perezosa no tiene lugar en el reino de los cielos. El trabajo ennoblece a los seres humanos y es fundamental en la edificación del carácter. Un individuo hacendoso no tiene tiempo de andar en chismes, conversaciones baladíes o cursilerías irrelevantes; tampoco se pasa la vida alimentando vanidades personales. El trabajo es una barrera de protección en contra del pecado. Y, por supuesto, deja atractivas bendiciones materiales que podemos disfrutar con los que más queremos.

Dios se goza en colaborar en la vida laboral de sus hijos, pues la Biblia afirma que él puede prosperarla: “De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú dominas sobre todo. En tu mano están la fuerza y el poder, y en tu mano también está el engrandecer y el dar poder a todos” (1 Crónicas 29:12).

Hoy suplica al Señor que te ayude a tener una buena actitud hacia el trabajo.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018

¡RENUÉVATE!

Alejandro Medina Villarreal

Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

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