QUEVEDO. Elías Isaías, María de la Cruz, Jesús Joaquín, Angélica Guadalupe, Ana María, Luciana Isabel, Laura Lucía y Mateo Enmanuel ya descansan en paz.
Ellos tienen un lugar en el camposanto Colina de Los Recuerdos, desde el jueves 28 de julio, en que con una ceremonia religiosa sus restos mortales fueron sepultados en nichos cedidos por Marcos Calderón, propietario del cementerio.
El párroco de la Iglesia San José de Quevedo, Jaime Tasinchano, presidió el oficio religioso en representación del arzobispo de Babahoyo, Monseñor Skiper Yánez; y el padre Vicente López, párroco de la Santísima Trinidad de la Cdla. El Guayacán, como concelebrante.
En el acto de entierro de los ocho cofres blancos se contó con la presencia de delegados de Quito, representantes de Ciencias Forenses Nacional y delegados de la Fiscalía.
Participaron también la vicealcaldesa de Quevedo, Karina Miranda; Dr. Marco Cortés, exalcalde de Quevedo.
Para el efecto, se construyó un cuerpo de ocho nichos en los cuales serían depositados cada cofre. Cada niño fue adoptado por unos padrinos, los que previamente fueron elegidos por los organizadores.
Por su parte, el sacerdote Vicente López calificó el acto como un acontecimiento que se viene realizando desde el año 2017, pues desde la Diócesis de Quito se ha tenido el cuidado dar cristiana sepultura a los niños abortado en clínicas, hallados en basureros o en cualquier otra circunstancias.
López describió que lo realizado conlleva una tramitología, como el que consten en el Registro Civil como seres humanos, para lo cual han acudido a amigos penalistas.
Los cuerpecitos luego de permanecer en una cadena de custodia en medicina legal son entregados a organismos que permiten en una especie de desagravio dar sepultura a los cuerpecitos.
