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viernes, 3 mayo, 2024

Tristes historias se desgranan afuera de la “Peni” y de la Morgue

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GUAYAQUIL. El viaje que hizo Lucrecia desde Italia con el fin de reencontrarse con su hijo, se convirtió en una odisea. Pues al llegar al Ecuador se enteró que el pabellón donde estaba recluido su hijo había sido atacado. Desde ese momento su arribo al país, cambió de rumbo. Lo que sería paseos se transformó en trámites y papeleos en la Peni y en la morgue.

PANORAMA. Drama, dolor, cansancio y hambre se unieron en quienes se amanecieron en las afueras de la morgue de la ciudad de Guayaquil, por identificar a sus familiares.

Su hijo habló con ella y se mostró contento de saber que iba a ver nuevamente a su madre. “Pero ahora me entero que a los pocos minutos, empezaron lo ataques”, sostuvo Lucrecia. Ella junto a su esposo quieren ver el cuerpo de su hijo, de quien solo saben que murió calcinado junto a sus compañeras de celda, pero hasta ahora pueden ver el cadáver.

Así como ella, más de 300 personas cercaron el ingreso de la morgue de la ciudad de Guayaquil, para saber si sus familiares, presos en el pabellón 5, eran los asesinados o no; es que apenas 5 cuerpos de los 116 asesinados habían sido identificados.

DESCANSO. Debajo de un árbol de mango, se refugiaron algunos del incesante sol que golpeó el Puerto Principal.

Carmen Mindiola, llegó desde El Oro, ella no se resigna a creer que su hijo este muerto, tiene una acorazonada que su hijo sigue con vida. Ella se ha movido desde la peni, hasta la morgue y al parque Samanes. “Queremos ver los cuerpos que están en la morgue, nosotros las madres conocemos a nuestros hijos desde que nacen hasta que mueren”, dijo con lágrimas en sus ojos.

Caso doloroso

Pero sin duda alguna, el caso más triste es de David V., quien tenía a sus cuatro hijos en la cárcel. Tres de ellos estaban en el pabellón 5 y forman parte de las víctimas fatales. A quien tiene con vida, está en otro pabellón y su libertad la recobra el próximo 4 de octubre. Ante eso, pide ayuda, pues teme que le arrebaten al único de sus hijos que tiene con vida.

En la morgue entraban de 25 personas a ver videos donde constaban varios cadáveres para identificar los cuerpos. Si un familiar reconocía a un familiar, podía ingresar a comprobar la novedad. De allí salían mujeres destrozadas al confirmar el deceso de sus allegados. Lanto y dolor en pleno sol se vivía en las afueras del anfiteatro.

El Gobierno habilitó una mesa de información en el parque Samanes, donde los familiares de los reos van a entregar detalles sobre cicatrices o marcas de sus reclusos para que los miembros de criminalística puedan identificar los cuerpos.

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